La muy centenaria hermandad
de San Antonio de Padua en Rágol, la más antigua del municipio, honró con
devoción litúrgica y festiva al santo que lleva su nombre, que refleja su
piedad popular y su orgullosa historia con sus tradiciones y ritos, testimonio
de antaño donde al margen de sus mayordomos participan, también, la gran
mayoría de los vecinos ragoleños.
Y, como toda hermandad que
se precie, esta estuvo cerca de la gente, compartiendo y saboreando un
prolongado aperitivo.
Todos los fieles cristianos
estamos invitados a que San Antonio de Padua impregne de esperanza nuestra vida y que por su mediación las cosas
perdidas son halladas y obra tantos prodigios con sus fieles devotos
¡San Antonio y Rágol,
expresión clara de gozo, donde su hermandad da vida y abre horizontes. Doble
motivo para felicitarse y gritar con el
corazón ¡viva San Antonio!.
Mi felicitación a todas las
personas que año tras año hacen posible este encuentro de fe, mención especial
a su Presidente y Junta Directiva, que por sus propias vivencias y que en clave personal bien lo saben y
siempre lo supieron.
Miguel